"El fondo sur: el nuevo feudo del Madrid" | Marca
Una vez más, el Sevilla no logró aprovechar el impacto psicológico de alterar el orden de los terrenos de juego frente al Madrid. Al equipo madrileño le agrada atacar hacia el fondo sur en la segunda mitad, que es precisamente cuando suele anotar más goles, según apuntan las estadísticas. Y cuando no lo consigue, es realmente problemático. El conjunto que perdió 1-2 el sábado ante el Atlético había logrado cambiar ese efecto en su última visita al Bernabéu y salió victorioso por un contundente 0-4. Lo mismo ocurrió con el Milan, que ganó 1-3 en su encuentro. Sin embargo, el Sevilla sucumbió 1-0 el año pasado, con un gol de Modric en los últimos instantes. Ese enfoque no funcionó en aquella ocasión, ni tampoco esta vez. El Madrid ya había marcado tres goles al descanso, lo que demuestra (al menos frente al Sevilla) que el fondo sur es su feudo. Dos impresionantes tantos de Mbappé y Valverde desde la Plaza de Castilla dejaron las cosas bien claras. Por lo tanto, el Sevilla no logró impactar psicológicamente al Madrid. Es un aspecto que deberían evaluar.
Tampoco quiso hacer sangre el Madrid. Con ese colchón del 3-1 se limitó a controlar el partido en la segunda parte, arriesgando lo justo, como si quisiera entrar en la Navidad sin ningún problema físico. Ancelotti, pese a que ya estaba todo el pescado vendido, no quiso hacer todos los cambios que pudo haber hecho. Y los que hizo tampoco le dieron el menor resultado, quizá porque los jugadores no estaban por la labor de meter una quinta velocidad. Dio entrada a Raúl Asencio para que jugase de lateral, dejando a Tchouaméni en el centro de la defensa y adelantando a Lucas Vázquez. Andaba haciendo pruebas, sin duda. El Bernabéu echó de menos algunos minutos más de Endrick y de Arda Güler. Total, que el Sevilla marcó otro gol cuando lo que el partido requería era uno más del Madrid. Eso es lo malo del Madrid. Siempre se conforma con lo que tiene, al contrario que otros equipos, que si pueden meter media docena lo hacen. Pero, en fin, a caballo regalado no hay que mirarle el diente y el Madrid se fue de vacaciones dándole una alegría al Bernabéu y con la sensación de que parece haber recobrado las buenas sensaciones, al menos el camino del gol.